Summery
En muchas leyes, constituciones y convenciones, la dignidad humana y la autodeterminación, entre otras cosas, tienen un significado e importancia especiales. En la realidad, sin embargo, vemos cómo estos y otros valores humanos están cada vez más subordinados a los intereses económicos, tecnológicos y materiales.
El credo de la economía: más rápido, más alto, mejor, más lejos (y más bello) hace tiempo que también ha dado forma a la interacción social. Las luchas competitivas, la división y la egolatría son el resultado. Nos enfrentamos constantemente a las vidas, carreras y logros de otros, a menudo irreales (mi casa, mi coche, mi caballo...). La comparación permanente resultante entre nosotros conduce a la insatisfacción, la envidia y el resentimiento. En consecuencia, nos optimizamos constantemente a nosotros mismos, a nuestro entorno y también a los demás para "funcionar" mejor y/o ser mejores que los demás, pero ¿por qué o para qué lo hacemos realmente?
Además, la actual competencia mundial y el capitalismo conducen a la injusticia hacia una parte de la población de la Tierra que no tiene suficiente para comer y beber, mientras que en el llamado mundo occidental se vive en la abundancia.
Lo que se queda en el camino es lo que realmente cuenta: nuestra humanidad en conjunto, nuestras familias y relaciones, las amistades y nuestra salud.
Se trata de un círculo vicioso del que muchos sólo salen cuando su cuerpo y su psique muestran síntomas más graves de que algo va mal en sus vidas.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Qué hay en nuestras vidas que sea realmente real y tenga sustancia?
El hecho de que estas ideas penetren cada vez más en la conciencia de las personas ha desencadenado un movimiento mundial en el que se buscan activamente modelos de vida alternativos, en beneficio de las personas, los animales y la naturaleza.
Se necesita una nueva forma de hacer la sociedad más humana para que las personas se ayuden y apoyen mutuamente con éxito.
No se trata de rechazar fundamentalmente lo antiguo. Más bien significa examinar lo existente para ver si sirve a las personas, los animales y la naturaleza en el mejor sentido. No sólo se nos pide que cuestionemos las estructuras existentes, sino también lo que hemos aprendido y experimentado, incluidos nuestros hábitos y creencias.
Es un balance de lo que es verdadero y real, de lo que es importante para todo nuestro bienestar y de lo que realmente tiene sustancia. Y esta sustancia debe ser continua y duradera. Puede que no sea fácil al principio, pero estamos firmemente convencidos de que todo esfuerzo merece la pena.
En este proceso de cambio, es necesario pensar de nuevo, encontrar nuevas formas y/o utilizar los viejos mecanismos de manera diferente. En el proceso, también es posible que las estructuras existentes que funcionan bien se apliquen y utilicen de la misma manera que antes.
Todos debemos ser conscientes de que no existe una solución patentada para el cambio. No queremos que toda la gente se alinee. Cada persona aporta sus necesidades y deseos. También se tienen en cuenta las características y diferencias regionales y culturales.
Probaremos muchas cosas y descartaremos las que no funcionen, para poder comprobar siempre lo que es útil para la convivencia.
Con este manual, en H.e.l.fa. presentamos un enfoque para resolver el problema de cómo puede funcionar una nueva convivencia social con valores como la compasión, el respeto, la voluntariedad, la humanidad, la cohesión, la empatía, la comprensión, el apoyo, la tolerancia, el amor vivo y la responsabilidad personal.
Disfrute de la lectura.